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viernes, 8 de junio de 2012

El periodista de TELAM relata la agresión de las patotas en Malvinas Argentinas

APCS-MA. La cacería de periodistas fue sistemática y planificada. Estas son las conclusiones luego de escuchar los testimonios de todos los agredidos por las patotas ante la complicidad de la policía comunal de Malvinas Argentinas. APCS-MA fue testigo de la forma en que detuvieron al chófer de TELAM y logro retratar el procedimiento. (comentaremos en la próxima nota)


Reproducimos la nota de TELAM "Nosotros venimos acá a defender a Cariglino, porque acá hay gente que quiere decir mentiras, no se puede hacer política con la salud de una nena y no vamos a permitir que se digan cosas que no son", gritó uno de los encapuchados, antes de que comenzaran a golpear a los periodistas.

Minutos antes de las 19, el redactor Julio Mosle, la fotógrafa Florencia Downes y el chofer Federico Molinari habían llegado al hospital infantil "Claudio Zin" para cubrir el reclamo de los familiares de Celeste Morales, la nena que murió unos días después de ser operada de un quiste benigno.

Sobre el frente del hospital, ubicado en la ruta 197 y Miraflores, más de cuarenta hombres, con los rostros cubiertos por su abrigos o pañuelos, montaban una guardia acompañados por móviles del municipio y patrulleros de la Policía Bonaerense.



La agresión a los medios se desató cuando una veintena de los encapuchados comenzaron a correr a un fotógrafo del diario "Tiempo Argentino", que había intentado tomar fotografías de la escena y al que terminaron dañándole la cámara.

En esos momentos el redactor de Télam estaba hablando con algunos de los vecinos de la niña fallecida, que explicaban que la manifestación había sido disuelta por los golpes de este grupo.

Downes y Mosle, que estaban junto a un patrullero con dos agentes de la Policía Bonaerense, fueron rodeados por un grupo de más de treinta personas que comenzaron a gritar que el reclamo por la salud de Celeste era "una operación política de (Luis) Vivona", un ex candidato a intendente, y revoleaban remeras verdes con el logo de la agrupación Kolina, trofeos de una acción anterior, a modo de advertencia.

Cuando el redactor estaba junto al móvil policial hablando con vecinos de la niña, sufrió los primeros puñetazos y media docena de integrantes de la patota lo lanzaron sobre el capó del patrullero en donde lo golpearon reiteradamente, ante la indiferencia de los agentes policiales que estaban a menos de un metro de la escena.

En esos momentos, un hombre que no se identificó invitó a Downes a retirarse, según dijo, "para evitar que le peguen a usted también"; la acompañó a una remisería cercana y le pagó un viaje hasta un hipermercado vecino.

Mosle, que había perdido de vista a su compañera, alcanza a solicitarle ayuda a uno de los dos policías que eran testigos de la golpiza, el cuál sólo atinó a encogerse de hombros, antes de que la patota retomara la tarea y lo golpeara hasta dejarlo en el piso, junto al patrullero. También le robaron sus pertenencias.

Ante los disturbios, el chofer Molinari acercó el auto para asistir a sus compañeros y fue interceptado por un agente de tránsito municipal que lo detuvo hasta que lo rodearon los manifestantes, situación que produjo un altercado que terminó con Molinari demorado en la comisaría.

La golpiza a Mosle se detuvo sólo cuando dos hombres, que actuaban como referentes de la patota y exhibían buen diálogo con los policías presentes, lo levantaron del piso y lo llevaron caminando unos cien metros, antes de avisarle que "era mejor que se vaya antes de que pase algo peor: nos avisaron que hay gente con facas y, en una de ésas, te podés comer un puntazo".

Durante toda la secuencia, patrulleros de la Policía Bonaerense estuvieron estacionados junto a los incidentes, mientras personal municipal, identificado con camperas fluorescentes, ordenaba el tránsito.

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